2007/06/13

Werner Heisenberg y la educación humanística

Heisenberg siempre tuvo claro la importancia de la educación humanística en la formación integral de las personas. Cuando ya en los años cincuenta del siglo XX se debatía sobre dar una educación eminentemente técnica, más orientada hacia las disciplinas prácticas, no dudaba en justificar la atención dedicada a las lenguas y a la historia de la antigüedad. Destacaba, con razón, que toda nuestra vida cultural, todo nuestro obrar, pensar y sentir arraiga "en el trasfondo espiritual de Occidente, en un ente espiritual que apareció en la Antigüedad, formado en sus comienzos por el arte, la literatura y la filosofía de los griegos".

Su estudio nos descubre la propia esencia de la energía de nuestra cultura. Esta procede de la unión de los principios teóricos con la actuación práctica de los griegos. Lo que desde el primer instante distinguió al pensamiento griego de los de otros pueblos, fue la aptitud para retrotraer todo problema a una cuestión de principios teóricos."Leer a los griegos significa ejercitarse en el uso de la más poderosa herramienta intelectual que el pensamiento occidental ha conseguido crear.

Finalmente, la cultura antigua dota al hombre de una escala estimativa en que los valores espirituales se sitúan por encima de los materiales. No hay porqué desdeñar los valores materiales, pero es importante situarlos en su justo valor. Algo muy importante hoy en día, y una importante causa de zozobra moral. En este sentido, en su libro "La imagen de la naturaleza en la Física actual", cita un pasaje de los escritos del sabio chino Yuang Tsi (2500 aJC). En él cuenta cómo un viejo estaba atareado haciendo una trabajo manual muy pesado, y un joven le explica que existe una máquina que se lo facilitaría extraordinariamente. El viejo le responde:" He oido decir a mi maestro que cuando uno usa una máquina, hace todo su trabajo maquinalmente, y al fin su corazón se convierte en máquina, pierde la pureza de su simplicidad y acaba aquejado de incertidumbre en el mando de sus actos. La incertidumbre en el mando de los actos no es compatible con la verdadera cordura. No es que no conozca las cosas de que tú hablas, pero me daría vergüenza usarlas."

Gracias a la educación humanística que recibió pudieron calar en él las palabras de su excelente profesor de Matemáticas, el sr. Wolff, que le dieron a entender que algo tan árido como los elementos de la Geometría, triángulos, y cuadriláteros, permiten enunciar proposiciones de validez general, y que ciertos resultados pueden ser, no sólo comprobados e intuidos sobre un dibujo, sino también demostrados matemáticamente. Así descubrió que la idea de la Matemática se ajusta a las cosas de nuestra experiencia, idea que, según la escuela le habá enseñado, ya fue concebida por los griegos, por Pitágoras y Euclides. Descubrió que aquel juego de vaivén entre la Matemática y la intuición de los sentidos era tan divertido por lo menos como la mayoría de los otros juegos.

Después encontró que la Física le permitía iluminar también matemáticamente el funcionamiento de los aparatos que manejaba, e incluso construía, de modo que en las conquistas de la Edad Moderna, de Newton y de sus sucesores se introdujo, como en una directa continuación de la obra a que matemáticos y filósofos griegos consagraron su esfuerzo. Hasta tal punto que nunca vio ninguna diferencia entre una y otra disciplina, ni consideró jamás la ciencia natural y la técnica de nuestros días como un universo intelectual, fundamentalmente, distinto de la filosofía de Pitágoras o de Euclides.

Su obra y su principio de incertidumbre pertenecen a ese mismo universo intelectual de la matemática y filosofía griegas.


Del libro:" La imagen de la naturaleza en la Física actual", por Werner Heisenberg. Ed. Orbis S.A. Barcelona 1985. Colección Biblioteca de Divulgación Científica. (muyINTERESANTE)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante el post, Salvador. Creo que también sería muy interesante tratar el tema de los humanistas y su educación científica. Soy de la opinión que la Ciencia debe estar acompañada por la educación humanística, algo que me parece empieza a echarse en falta en las universidades y en las facultades de carreras científicas, pero aún me parece más preocupante la situación en las carreras "de letras" o humanistas en lo que se refiere a su prácticamente inexistente preocupación por la cultura científica.

Salvador Ruiz Fargueta dijo...

Estoy contigo Sergio, pero si conseguimos hacer las ciencias más humanas los de "letras" se acercarán a ellas de forma natural.
Un saludo.

Anónimo dijo...

LA TIRANIA DE “LA MARUJA”


Cuando oímos noticias relacionadas con la ablación que sufren las niñas en algunos países de lo que aquí en occidente consideramos el tercer mundo, ponemos el grito en el cielo por considerar una aberración que a la mujer se la prive de su derecho a la libertad de disfrutar de su sexualidad y de las condiciones infrahumanas en que se practica dicho método. Ante semejante situación Occidente asume la obligación de organizar y llevar a cabo campañas de educación especialmente dirigidas a las mujeres, ya que ellas son las guardianas y las que se encargan de poner en practica esas antiguas tradiciones familiares.
Por consiguiente, las mujeres occidentales nos podemos considerar en cierto modo afortunadas por no ser castradas sexualmente, y digo en cierto modo porque aquí en occidente las mujeres sufren otro tipo de castración, la castración intelectual.
Como estudiante de Física de la Universidad de Zaragoza es bastante frustrante comprobar como una mujer que se plantea como reto superar las dificultades académicas que se proponen en clase no tienen ningún valor si previamente no recurre a ciertos trucos vulgares que por tradición siempre se han practicado.
No trato de juzgar la moral de nadie, pero creo que por no seguir “la tradición” no debería ser sometida a opiniones subjetivas y ser blanco de molestas impertinencias.
Las relaciones de las personas se basan en el respeto mutuo, el respeto a las diferencias que las distingue aunque sean contrarias a tu modo de ver las cosas. Creo que pertenecer a un grupo en el haya personas diferentes no solo es enriquecedor por las aportaciones que puedan hacer sino porque al ver nuevas ideas puedes obtener una mejor y renovada proyección social que la que se puede obtener de “la tiranía de las tradiciones”.


María José González Sofin

Salvador Ruiz Fargueta dijo...

Aunque no es el lugar para tu denuncia, me sumo a tu queja sobre ciertas estructuras arcaicas de nuestra sociedad, incluso en el ámbito universitario. Un saludo.

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo con el comentario de maria jose gonzalez sofin,es una aberración que siga ocurriendo cosas asi actualmente.
Saludos mari jose